El año bisiesto según calendario kabbalístico

Por: Stefanie Peláez

La humanidad en la actualidad, regida en su gran mayoría por el calendario gregoriano, ha sufrido una impactante desconexión de la espiritualidad y de la energía disponible en el año, en cada mes y cada día… proveniente de los planetas y signos zodiacales correspondientes.

Para quienes practicamos la Kabbalah esto cambia un poco, así que les cuento al respecto, empezando por lo básico:

El sistema del calendario gregoriano se basa en cálculos solares, mientras que el calendario kabbalístico tiene sus bases en los cálculos tanto del Sol como de la Luna; es decir, que se basa tanto en el ciclo de la Tierra alrededor del Sol (año), como en el de la Luna al rodear a la Tierra (mes). En su concepción compleja tanto solar como lunar, el calendario kabbalístico se asemeja al chino, sin que se sepa de influencia alguna que haya tenido el uno sobre el otro; y también al calendario utilizado por los pueblos de la península arábiga hasta la aparición del Islam.

Sabemos, según las enseñanzas, que el calendario kabbalístico comienza con el Génesis del mundo, que aconteció, según la tradición hebrea, el domingo 7 de octubre del año 3760 a. C., fecha equivalente al 1° del mes de Tishrei del año 1. De manera que ha sido considerado como el calendario que lleva registro y conteo de los días desde el inicio de los tiempos.

Otra diferencia que encontramos entre estos dos sistemas de conteo del tiempo, es que el día, en el calendario kabbalístico, comienza con el atardecer y culmina con el atardecer del siguiente día; es decir que el día se cuenta de una puesta de Sol a la siguiente. A diferencia de los días según el calendario gregoriano, que va exactamente de medianoche a medianoche.

La creencia, costumbre, tradición o como quieran llamarle… de comenzar el día con la caída del Sol está indicada en la Torah y se basa en el texto bíblico de Bereshit/ Génesis, que al cabo de cada día comenta… “Y fue la tarde, y fue la mañana…”, de lo que se entiende que cada uno de los días de La Creación comenzaban por la tarde.

El mes en el calendario hebreo se basa en el ciclo que cumple la Luna al circular por completo al planeta Tierra. Desde nuestro planeta el ojo humano puede percibir cuatro diferentes estados principales de la Luna: Luna Nueva, cuarto creciente, Luna Llena o plenilunio y cuarto menguante. Tal ciclo dura aproximadamente 29 días y medio.

Desde la Antigüedad, los hebreos sabían ya calcular la duración exacta de tal ciclo, estimando de acuerdo con sus conocimientos astronómicos que el tránsito del satélite al rededor del planeta Tierra tenía una duración de 29 días, 12 horas y otras 793/1080 de hora (es decir, otros 44 minutos y 3,33 segundos), siendo por consiguiente su error de cálculo sólo de medio segundo.

Debido a que la cantidad de días en un mes debía ser exacta, el calendario de la kabbalah emplea meses de 29 y de 30 días, intercalándolos.

El año kabbalístico incluye un ciclo completo de las cuatro estaciones del año y a su vez, debe contar con un número exacto de meses lunares. De esta manera, el año hebreo puede tener tanto 12 meses (año simple), como 13 (año bisiesto, o en hebreo embolismal/“año preñado”).

El año kabbalístico bisiesto es un año de “13 meses”, denominado en hebreo “shaná me’ubéret” (“año preñado” o embolismal), metaforizando al mes agregado como si fuera el feto de una mujer embarazada; el embolismo del calendario kabbalístico consiste en la duplicación del mes de Adar- Piscis, de manera que se intercala como un nuevo mes de 30 días, llamado Adar I, antes del mes de Adar original, que pasa a ser Adar II. La principal razón por la que fue elegido justamente el mes de Adar – Piscis para su duplicación es por ser el mes inmediato anterior a Nisán – Aries, el mes de la primavera, el de la salida de Egipto y en el que cae la Pascua “Pésaj”, según indica la Torah. Esto se asemeja a lo ocurrido con el 29 de febrero, agregado justamente allí porque antiguamente era febrero el último mes del año romano.

Un año “bisiesto o preñado”, cuenta con 13 meses.

Se que esto puede sonar extraño e incluso que para muchos de ustedes sea algo que nunca antes habían escuchado, pero recordemos que después de todo mi intención al compartirles esta información es para recordar que nos viene bien retomar los orígenes de la cuenta de los días para poder conectar de forma efectiva con las energías disponibles según las alineaciones planetarias.

Estas conexiones se pierden o pasan completamente desapercibidas si nos guiamos únicamente por el calendario solar como lo es el gregoriano, de manera que al utilizar la guía que nos ofrece el calendario de la kabbalah, evitamos perdernos de los eventos cósmicos y podemos igualmente observar la exactitud de la energía sobre nuestra experiencia de vida, día a día.

Este post, surge de la importancia de prepararnos para la llegada de Adar II que experimentaremos este año, y entender por qué este año tendremos dos meses bajo la misma energía… les deseo a todos una maravillosa conexión y que la energía disponible pueda ser aprovechada al máximo por cada uno de ustedes.

Le dejo por acá el link correspondiente al articulo de “Luna Nueva en Piscis” para que no se pierdan de los detalles 🙂

Recuerden conectar y compartir.

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