Cat, katze, gatu, kat, katu, chat, gatto, katt, kot, kate. En el mes de Leo, hablemos de los felinos consentidos, los gatos.
Con el tiempo los gatos se han vuelto mascotas consentidas, ya sea por la facilidad para cuidarlos, por que vivimos en un espacio reducido o porque superamos el prejuicio de que los gatos son animales traicioneros e infieles.
Siempre fui una persona “de perros”, fue nuestra hija quién nos introdujo al mundo felino. Desde muy pequeña había querido tener un gato pero nunca le hacíamos caso, a sus 13 años, al fin convenció a su papá. En un parqueo compraron a la que, hasta la fecha, manda en casa: Oreo. Una gata blanca y negra, por supuesto, una persa típica: independiente, perezosa y un poquillo malhumorada. Y la amamos tal cual es.
Porque conocer a los gatos es amarlos, entender su naturaleza mística y sus poderes casi sobrenaturales.
Poderes que desde civilizaciones antiguas era reconocidos, otorgándoles un lugar de deidad entre los hombres.
Bastet o Basti, una diosa egipcia era reverenciada en la forma de leona y luego, como gata, y los gatos que tuvieran pelaje de tres colores diferentes, u ojos de diferentes tonos, eran honrados por su parecido con la deidad. Los sacerdotes egipcios creían que los gatos portaban las fuerzas magnéticas de la naturaleza y al tenerlos cerca, los mortales podrían tener acceso a dicho poder.
Si un gato moría de muerte natural en su casa, sus dueños afeitaban sus cejas como señal de duelo. En Grecia, Diana, la diosa de la cacería, era asociada a los gatos, por sus habilidades como cazadora. Eran tan apreciados por su protección contra los roedores que eran vendidos como tesoros a comerciantes de todo el Mediterráneo.
Los persas creían que algunas personas nacían con un Hemzad, un espíritu que los acompañaba todo su vida en forma de gato. Hay una historia en Tailandia que dice que cuando una persona habla trascendido, alcanzando la espiritualidad absoluta, su alma iba al cuerpo de un gato, así que cuando una persona moría se enterraba en criptas que tenían una entrada por donde el gato podía salir y entrar cuando quisiera.
Hay escritos de los pueblos nórdicos que describen a las profetizas, lectoras de las runas, como mujeres acompañadas de gatos o que utilizaban guantes de piel de gato. Los vikingos pensaba que tener un gato negro en casa garantizaba en pronto regreso de los viajeros. La diosa Freya, de la muerte y el renacimiento, es representada en un carruaje tirado por gatos.
También han relacionado los gatos con el Ouroboros, símbolo del ciclo eterno, ya que cuando duerme, el gato se enrosca haciendo un circulo con su cabeza tocando su cola. La relación entre el imperio romano y los hebreos hacen que la palabra gato, en latín Cattus, en hebreo se escriba, con las letras Caf (C) y Tzade (Ts) (no hay vocales) que se relacionaban con los Cohen Tzadik (Sacerdotes justos), de allí evolucionó, por ocupación, uno de los apellidos más antiguos: Katt y todos sus derivados (según los países donde se viva). La palabra en hebreo es Jatul.
Generalmente, en las civilizaciones occidentales, los gatos (particularmente los negros), se asociaban con las brujas, no hay bruja sin su escoba, su caldero, su sombrero y un buen acompañante; bruja y gato, compartían una comunicación tácito para intercambiar mágicos secretos arcanos. Ya durante la época medieval, alejándose de las culturas paganas, se comenzó a ver a los gatos como diabólicos y oscuros, se les relacionaba con el pecado, especialmente por los sonidos que provocan en su etapa de celo. Comenzaron la persecución de brujas pero
también de sus animales, y hacían quemas de gatos al igual que de brujas. Esta ignorancia trajo consigo muchas consecuencias pero una importante fue la peste negra. Simplemente no sabían que los roedores propagaban la enfermedad y mucho menos que los gatos, como predadores naturales, hubieran ayudado a controlar la peste. Hoy en día, la rabia también se transmite mediante esos bichos horribles, que los gatos mantienen a raya.
Aun hoy, hay supersticiones acerca de los gatos. En Francia, por ejemplo, creen que si una mujer le pisa la cola a un gato le va mal en el amor, y pasará un año al menos antes fue conocer a alguien. Y si está prometida, el novio cancelará la boda. Los ingleses dicen que si un gato estornuda va a llover. Y ni hablar del mundialmente conocido: si se cruza un gato negro, es mala suerte…
Aunque en Japón y Gran Bretaña piensen todo lo contrario, tanto es así, que se celebran el 27 de octubre el Día del Gato Negro. La energía de los gatos es única, se dice que tiene una conexión con otras dimensiones y que mientras nosotros descasamos ellos limpian nuestras casas energéticamente.. A diferencia del perro, que busca el mejor lugar de la casa para descansar, los gatos ubican los lugares donde la energía está estancada para reciclarla y subirla.
Yo quiero pensar que cuando mis gatas se acuestan cerca de mí es porque ellas me están limpiando, tomando mi energía baja y dándome algo mejor. Creo que ellas son mis doctoras, que sanan las dolencias interiores y, también las de fuera, porque está comprobado que ayudan a las personas que tiene problemas de tensión alta y del corazón. Ayudan a bajar es estrés y las ansiedades. Solo observar a los gatos puede disminuir nuestros sentimientos de negatividad y aumentan la energía positiva.
También se utiliza terapia de gatos con niños con diferentes capacidades o que tengan problemas de lenguaje y audición. Con las personas mayores, su mayor beneficio es que no necesitan cuidados mayores, pero siguen regalándoles la compañía y el amor incondicionales.
Siete vidas, capacidad de percibir diferentes dimensiones de consciencia, ser cazadores natos, limpios por naturaleza, ágiles, cariñosos (aunque sea cuando ellos quieren y no uno), elegantes al caminar, sobrevivientes aun sin ayuda de los humanos, sedantes naturales (por favor no se resista a su ronroneo), inteligentes… todas esas virtudes mitológicas o reales hacen de los gatos animales incomparables. Totalmente merecedores de nuestro amor, respeto y porqué no, de un hogar en el nuestro.
¿Tiene uno o vario gatos?, ¿Vive cerca de alguno?
Los gatos reflejan nuestro deseo de autonomía e independencia, nuestro deseo de ver en medio de la oscuridad, lo que no es evidente. Si le gustan los gatos, fíjese en las cualidades que admira en ellos, podrían ser aspectos que le gustan en usted mismo o que debería explorar más.
Si a usted no le gustan los gatos pregúntese: ¿Qué tienen los gatos que no le gustan?, ¿podrían estar reflejando algo acerca de usted, algo que no acepta o que le gustaría tener?
Nuestra experiencia con los gatos ha sido mágica, por eso vino Luna a casa, nuestra segunda gata, lunática como su nombre. Llena de amor para dar.
¿Cuál ha sido su experiencia?
Me encantó! Me ayuda a ver a los gatos desde otra perspectiva. Super interesante.
Muy interesante. Aprendí y disfrute mucho esta lectura. Adoro a los gatos, me encanta su personalidad tengo uno y lo amo