Es bien sabido, entre el último día de octubre y el inicio de noviembre se abre un portal que permite la unificación entre dos mundos, en donde el mundo de los vivos y el de los no encarnados pero igual de vivos tiene un breve momento en el que se reúnen. Y como todos los años en diferentes partes del mundo hay celebraciones heredadas que se han convertido en tradición, en las cuales se celebra esta integración entre la Luz y la Sombra…
“El Umbral entre la Vida y la Muerte”
No podemos negar que sin importar las culturas y costumbres de cada lugar, hay una coincidencia que define este evento que se da cada vez que llegamos a este punto en la rueda zodiacal.
La Astrología Kabbalística enseña que todo lo que ocurre sobre nuestras cabezas, en el cielo, es un reflejo de la realidad que ocurre en nuestro interior… pero, ¿qué es exactamente lo que ocurre en este momento exacto?
“El velo que separa el consciente del inconsciente se disuelve por un breve momento, se cae y permite la unión entre el mundo físico y el espiritual”
La celebración de Día de Muertos y de Halloween o All Hallows’ Eve se ha vuelto icónica en varias partes del mundo y a menudo suelen confundirse a pesar de que están basadas en costumbres, creencias y rituales diferentes. Sin embargo si analizamos un poco no podemos evitar notar que una cosa lleva a la otra y que al final todo está conectado.
Vayamos en orden…
Halloween, también conocido como Noche de brujas es una una celebración pagana que se originó de la festividad celta llamada “Samhain”, que marcaba el final de la temporada de cosecha y el inicio del invierno, así como el inicio del año nuevo Celta. Durante esta noche se abren las puertas del “otro mundo o el otro lado” y las almas de los no encarnados o espíritus pueden pasar al mundo físico.
La palabra “Halloween” deriva de la contracción del escocés “All Hallowsʼ Eve”, que en español significa “Víspera de Todos los Santos”, lo que nos lleva a un día después…
Al Día de Muertos, día que tiene su origen en la época prehispánica, con las culturas antiguas como los aztecas, mayas y toltecas que ya lo celebraban, pero en un momento del año diferente, entre julio y agosto y la celebración duraba todo un mes. Con la llegada de los españoles, la colonización y la imposición del cristianismo, la fecha se movió a principios de noviembre para que coincidiera con el día de Todos los Santos, fecha nombrada por la Iglesia Cristiana como fiesta solemne en nombre de todos aquellos difuntos que, habiendo superado el purgatorio se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es llamada el día de «todos los santos». No se festeja sólo a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y que la Iglesia celebra en un día especial del año; se celebra también a todos los que no están canonizados y en este día las grandes catedrales exhiben las reliquias de los santos.
Aunque esta celebración es muy representativa de México y Guatemala, también es celebrada por países iberoamericanos y centroamericanos.
Para los pueblos originarios de esta costumbre, la muerte tenía otro significado del que tiene para muchos actualmente. La muerte figuraba como parte de un ciclo interminable en donde no tenía cabida el sentido de castigo, expiación de culpas o la creencia de lugares infernales o purgatorios, creencias que en realidad llegaron con la religión que se evangelizó a los indigenas que sobrevivieron a la conquista.


La creencia moderna de que la muerte es el final o que el mundo de los vivos y el de los muertos son planos separados son ideas que no operaban en el campo de la cultura tradicional…
Podemos decir que la Noche de Muertos es una noche mágica. Y digo mágica porque como es bien sabido por las distintas culturas, es cuando se abren las puertas del Más Allá y el mundo de los vivos y el mundo de los muertos se encuentran más cerca que nunca.
Como dije antes, éste es el único momento del año en que desaparece el velo que separa este mundo de los vivos del otro, del Más Allá y por eso es posible el tránsito de uno a otro mundo. Es por tanto una noche adimensional y atemporal; donde el pasado, presente y futuro se reúnen. Y son precisamente las circunstancias al borde del umbral que rodean esta noche las que permiten que no solo los difuntos de la familia puedan volver a caminar entre los vivos y vengan a visitar sus antiguos hogares en la tierra, sino que también ocurre la oportunidad de que tengamos un encuentro cara a cara y sin limitantes o filtros con nuestra sombra, con nuestra oscuridad o nuestro “dark side”.


Mucho de ese lado ensombrecido es lo que suele salir a través de los disfraces, con la excusa de que se trata de sólo un “disfraz”… pero en realidad se trata del inconsciente manifestándose y haciéndose escuchar, mostrándose para ser integrado.
Pero nuestro gran problema es que solemos polarizarnos, saltar de lo positivo a lo negativo o buscamos aferrarnos a uno de los polos por miedo al cambio y a salir de la zona cómoda. Es así que cuando la oscuridad sale a flor de piel, suele salir en modalidad de “excesos”… una noche loca, una cana al aire y nos provocamos heridas o dañamos a otros, lo que nos hace generar aún más negatividad y razones para reprimir en vez de integrar.
Cuando la energía disponible nos invita a acercarnos al lado oscuro, es el momento ideal para aprovechar esta energía como una catapulta de integración y no de polarización; pues es el equilibrio, el punto medio lo que nos permite alcanzar la plenitud y permanencia.
Es en la polarización donde la sombra cobra vida y fuerza en realidad. De allí el temor por los que se encuentran aferrados con manos y pies al lado “de la luz”, de lo “bueno y correcto” y la razón por la que se encargan de ¡SATANIZARLO TODO!. Es justamente desde esta perspectiva que nace la idea de lo prohibido, lo profano y pecaminoso, lo que únicamente genera emociones de culpa y represión… alimento favorito del EGO que indudablemente se alimenta de las emociones y acciones que nacen del exceso de derecha/ positivo o izquierda/ negativo. De allí que la Kabbalah enseña la necesidad del hombre por ubicar su centro, la Columna Media del Árbol de la Vida, así como abrir y equilibrar el Chakra del Corazón/ Anahata, el punto central exacto del mismo Árbol.
En el Tarot, el Arcano XIII nos muestra los códigos de la muerte, como el final del ciclo que da paso a un nuevo comienzo… Este Arcano habla de transformación, de un período en la vida en que todo debe regenerarse. Se refiere a que algo ha llegado a su fin y atravesamos por un profundo proceso de cambio en el que sólo cuando “soltamos” se presentarán las condiciones para la transformación que nos conducirá a un nuevo nacimiento y una nueva fuerza vital.
“La muerte es el polo opuesto de la vida, pero ambas vida y muerte, son el inicio y el fin de un mismo estado del ser… llamado existencia”
La vida y la muerte son inevitables, todos pasamos por ellas incluso varias veces en una sola encarnación, pues su energía se mueve en ciclos a los que llegamos cada cierto tiempo en nuestras distintas etapas de vida. La vida representa la luz mientras que la muerte a la oscuridad, pero no podemos decir que la vida sea pura alegría y la muerte equivalente al dolor, pues en realidad no funciona así, es mas bien como el yin yang que en su lado luminoso lleva implícito el punto de oscuridad y viceversa. La vida también puede ser dolorosa, como sucede en un parto en el que para dar a luz es necesario pasar por el dolor; por el otro lado la muerte o el final de algo puede ser también una situación que trae alivio y felicidad. Es así como podemos apreciar que la energía negativa o el lado oscuro es tan necesario en la vida, como la vida misma.
¿Y a qué viene todo esto en relación al día de los santos, las almas y los muertos, el Halloween o Samhain?
Que nuestros ancestros y las culturas más antiguas, comprendían esto, que cuando nos acercamos a la oscuridad para conocerla, para tomarla e integrarla, los nuevos comienzos van cargados de esa fuerza que impulsa a la vida y que nace en la sombra; como bien lo dicta Bereshit/ Génesis: en el principio el abismo estaba sumido en la oscuridad… o el versículo que dice: Y fue la noche y luego el día…
Sabemos así que antes de que la Luz sea siempre se anticipa la oscuridad, sirviendo de escenario para el brillo que esta emite, es necesaria para que la Luz pueda ser… Pero entonces ¿por qué seguimos temiéndole?
Esta es la pregunta es con la que cierro este post y les invito a reflexionar en ella, para encontrar su propia respuesta.
Con amor
Stefanie.