Por: Jennifer Kelly y Stefanie Peláez
Hola, en esta ocasión venimos a compartir contigo un artículo dedicado al uso de una herramienta especial, considerada un amuleto o talismán muy poderoso que provee energía de protección a nuestros hogares o lugares de habitación; ya sea vivienda, trabajo o aquellos lugares en los que permanecemos tiempo prolongado y en donde concentramos mucha energía y compartimos espacio con otros.
En la Kabbalah existen varios lineamientos que nos enseñan maneras de llevar una vida mejor, basándonos en la búsqueda del equilibrio o la forma de mantener dicho equilibrio de manera constante en nuestra vida. Uno de estos lineamientos es es resguardo de nuestra energía, evitando que ésta se vea afectada o contaminada de formas negativas que en vez de sumar, resten o hagan bajar la vibración y esto afecte de maneras contraproducentes nuestro bienestar, afectándonos de forma física o incluso espiritual.
Sabemos bien que como es arriba es abajo y como es adentro es afuera; con este concepto podemos entonces partir para comprender la analogía entre el hogar como nuestro templo o lugar sagrado y que de la misma forma podemos asociar a nuestro cuerpo como el templo de nuestra alma… Al igual que una casa tiene sus entradas como puertas y ventanas, nosotros también tenemos ojos, oídos, nariz, boca y otros orificios que son entradas o portales de conexión con el mundo externo.
En la enseñanza kabbalística, el resguardo de las entradas de nuestros templos, es una práctica muy importante, que consiste en cuidar aquello que dejamos entrar a nuestro espacio sagrado.
El Zóhar es muy específico cuando se refiere a las energías de baja vibración o a las entidades que habitan en la densidad. Y nos dice que las fuerzas del mal habitan cerca de las puertas, porque allí es donde reciben su alimento.
Lo que nos lleva al tema central de este articulo “La Mezuzá”
La palabra hebrea-aramea Mezuzá (מְזוּזָה) significa literalmente “marco de puerta” y se refiere a un rollo de pergamino que contiene versículos bíblicos específicos introducidos dentro de una cajita o estuche que se coloca en el marco de las puertas en la entrada de una casa o lugar de habitación. El uso de esta herramienta es para mantener lejos a los malos espíritus, aquellos que podemos controlar, que están rondando nuestras puertas y de nuestras viviendas físicas y espirituales, lo que se refiere a nuestros corazones.


“La función de la mezuzá es proteger el hogar de las malas energías”
Una referencia directa y muy importante acerca de esto, la encontramos en la Torah, en Shemot/ Éxodo, en la narración de la plaga de los primogénitos en donde la mezuzá nos recuerda al momento cuando el Creador indicó al pueblo hebreo marcar con sangre de cordero las «jambas» de las puertas, esto indicaría que esa casa marcada con sangre estaba protegida de la plaga de la muerte de los primogénitos. Pero recordemos que la Torah está codificada, de manera que nada se entiende a ciencia cierta sino profundizamos…
El cordero era el ídolo de los egipcios y Egipto representa al EGO, entonces cuando hablamos de sacrificar al cordero en realidad se trata de “reconocer nuestro deseo de recibir egoísta”, reconocer los atributos de nuestro EGO y sacrificarlos… darles muerte para poder elevarnos. A menos que reconozcamos estos atributos en nosotros mismos y logremos identificarlos en sus diferentes manifestaciones en nosotros mismos no podremos vencer al EGO y avanzar espiritualmente.
En arameo la palabra para “jambas es mezuzot” que es el plural de mezuzá y que posee el valor numérico de 460, el mismo valor del Nombre de Dios #54 “muerte de la muerte” de los 72 Nombres de Dios, revelados en este libro del Éxodo.
«LA MUERTE DE LA MUERTE ES LA ERRADICACIÓN DE TODA NEGATIVIDAD, LO CUAL SE LOGRA SOLAMENTE DESDE LA RAÍZ… DESDE LA MÉDULA».
Para sacar toda esta negatividad de nuestro sistema la orden se hace a nivel de nuestras células madre que como vimos anteriormente corresponde a los 248 preceptos positivos y que como también vimos, accedemos por medio del uso de la herramienta Kabbalística de la “Shemá”.
Ahora bien…
Si continuamos un poco más con el tema del uso de la tecnología Kabbalística encontramos que la “mezuzá o mezuzot” se refiere a un despositivo que se instala en nuestras puertas y que consiste en un recipiente o caja que contiene en su interior un pergamino con el rezo de la “Shemá” la cual proporciona la protección necesaria para nuestros hogares sirviendo de filtro o barrera para toda la negatividad que nos rodea.
Entonces podemos ver que tanto de forma física utilizando una mezuzá en la puerta de nuestra casa como recitando la Shemá diariamente, estamos protegiendo nuestra “casa” que corresponde no solo a las cuatro paredes que habitamos, sino a la casa física de nuestra alma aquí en al Tierra… nuestro cuerpo.
Dios le dio la orden al Ángel de la Muerte que “pasara por alto” las casas de los israelitas que estuvieran marcadas con la sangre del cordero o en otras palabras de aquellos israelitas que habían sacrificado a su EGO. (Cualquier persona que lucha y vence al EGO es un israelita).
La mezuzá es uno de las pocos preceptos por la cual la Torá declara su recompensa, que en sí es una larga vida para uno mismo y sus hijos. Su función principal es proteger la casa del mal y debido a este atributo, la mezuzá ha sido llamada “el escudo de armas en la caballería de Elohim”.
Y aquí encontramos el secreto de la mezuzá…
No es el objeto como tal, el verdadero talismán o amuleto cobra poder con la energía en conexión a nuestra consciencia para lograr el efecto. El significado de la mezuzá en realidad es el que nosotros hemos alcanzado el entendimiento y la responsabilidad de ser los verdaderos guardianes de las puertas de nuestras casas.
¿Y de qué, es necesario proteger las puertas?
La presencia del Creador en nuestro hogar es lo que nos distingue como humanos. Si queremos que nuestro mundo privado refleje los ideales de nuestro Creador, entonces tenemos que protegerlo de los contaminantes del mundo exterior en el punto de conexión: la puerta.
Pero para comenzar a comprender el mecanismo de este efecto primero debemos profundizar en el concepto mismo del mal.
El mal fue creado por Dios al igual que el resto de La Creación. Sin embargo, no fue creado sólo porque si, su propósito es servir como instrumento de libre elección.
El Creador eligió ocultar y retirar su luz para crear un “vacío” donde los seres creados sentirían su existencia. Esto, en forma demasiado simplificada, es el concepto fundamental de tzimtzum que es el ocultamiento y la contracción de la luz divina.
“Y es la ausencia de Luz lo que permite la posibilidad de oscuridad”
La oscuridad o maldad fue creada para proporcionarnos la libertad de elección, que solo es posible cuando hay una alternativa opuesta al bien disponible. De manera que sin libre albedrío no hay maldad, pero la clave se encuentra, en el momento en el que entendemos que el libre albedrío es la capacidad de elegir siempre el bien, pues nadie en su sano juicio y libre acceso a sus facultades sería capaz de elegir el mal para si mismo; elegir el mal para si, es elección del EGO, en realidad. De manera que cuando alcanzamos la facultad de hace uso de nuestro libre albedrío, en ese momento toda oscuridad es erradicada, pues ya cumplió su función de servir de contraste para que podamos ver y elegir la Luz.
Así vemos que sin el mal no hay libre elección y sin libre elección no hay bien ni mal. El mal permite el ejercicio del bien en el mismo sentido que un rayo de luz solo se puede ver en un cielo oscuro o nublado.
Una vez que comprendemos que el mal debe existir y que juega un papel positivo en el esquema de La Creación, nos enfrentamos a otro problema:
Si el mal es la cáscara o la ocultación de la luz divina, ¿de dónde viene su energía? ¿qué sostiene su existencia? La respuesta es que su energía proviene del mismo Creador que da vida a todo. Así de simple.
La Kabbalah llama al mal, sitra achra = “el otro lado”.
El Creador permite que una pequeña cantidad de energía vital se filtre hacia el “otro lado” para mantener su existencia.
Es por eso que el mal siempre debe permanecer en la oscuridad, alimentándose de lo que se filtra a través de los pequeños agujeros en el dominio de la santidad. La Kabbalah llama un hoyo o un “ra” de apertura (malvado) porque permite que los vestigios de santidad se filtren, proporcionando al “otro lado” su fuerza vital.
Y ahora podemos entender cómo la mezuzá protege la casa. Y más que proteger del mal externo, en realidad protege del mal que nosotros mismos atraemos a nuestras vidas.


De un lado del rollo la “Shemá” y del otro lado del rollo está el nombre de Dios: “ שַׁדַּ†” Shaddai = “Guardián de las Puertas de Israel”. La primera letra de Shaddai, la SHIN debe quedar de forma visible en el recipiente del rollo.
El Libro de la Formación nos cuenta cómo las 22 letras del alfabeto hebreo son en realidad 22 articulaciones de energía Divina y la forma de cada letra hebrea refleja el tipo de energía que lleva. La Kabbalah explica que el mundo fue creado usando estos 22 caracteres. Es por eso que un pequeño defecto en una letra en un escrito sagrado como una mezuzá, puede interrumpir el flujo de la energía, y bien escrito puede traer belleza y abundancia a la vida de su dueño.
El Sefer Yetzirá también afirma que toda la Creación existe en tres dimensiones: tiempo, espacio y alma. La tarea básica es revelar la santidad oculta en cada una de estas dimensiones. Cuando entras en una puerta, la entrada marca la transición de un dominio a otro, la mezuzá simboliza el movimiento.
Zuz, la raíz de la palabra mezuzah, significa “moverse”. El movimiento es la esencia del tiempo. Las palabras shaná (año) y shniyá (segundo) provienen de la palabra shinui (cambio). Todas estas palabras denotan cambio o movimiento. Por lo tanto, la mezuzá indica santidad en el tiempo, cambio y movimiento.
La mezuzá se enrolla de manera que las palabras estén del lado de adentro. La mezuzá enrollada es envuelta en un cobertor de protección, que bien puede ser papel acerado o plástico para evitar la humedad y luego se coloca en su estuche, asegurándonos que la palabra “Shaddai”, que está escrita detrás del pergamino, esté mirando hacia afuera es decir hacia la entrada una vez que la mezuzá está instalada en la jamba o marco de la puerta.


Ademas de asegurarnos que la mezuzá no esté cabeza abajo, debe estar ubicada en el lado derecho de la puerta cuando entras a la casa y aproximadamente a la altura del hombro. Con una pequeña inclinación en la parte superior señalando hacia el interior de la habitación cuando entras. Si la puerta es ancha, la mezuzá debería ser puesta en el marco dentro de los primeros 7.5 centímetros de la entrada. Si la puerta es poco profunda, es decir, si no es posible poner la mezuzá en el marco mismo, entonces la se coloca en la parte exterior del marco.
La mezuzá debe quedar fijada de forma permanente, con pegamento, clavos o tornillos. Luego de todos estos tecnicismos ya estos listos para darle magia a esta herramienta de protección.
Antes de recitar la bendición, la caja o estuche con la mezuzáh en su interior deberá ser sostenida contra el marco, lista para poner el primer tornillo o clavo.

Una vez que la mezuzá esté en posición, pero antes de fijarla a la puerta, se recita la siguiente bendición:

En resumen su importancia radica en que marca una separación entre el espacio público y el privado. Te prepara para tu día y el momento que estás a punto de enfrentar. Cuando sales de tu casa recuerda que El Creador te acompaña y te ayuda a tener la actitud y determinación que se requiere para el día que enfrentas. Y cuando regresas a tu hogar te recuerda que ese es tu espacio, que ahí vive tu familia y que debes dejar tus problemas en la puerta.
La Mezuzá viene siendo una herramienta o tecnología de poder que funciona como un rayo de luz brillante que ciega a las fuerzas del mal negándoles el derecho de entrada y dispersándola para crear un ambiente libre de energías densas y no deseadas.
Esperamos que esta información sea de utilidad y veas como tu casa puede iluminar de la misma forma que tu proyectas luz.