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Este capítulo de Masei se lee siempre entre el 17 de Tamuz y el 9 de Av, un período espiritualmente oscuro conocido como el “tiempo de la Luz Preservada”. Dado que este período cae durante el mes de Cáncer (Tamuz), podemos usar esta oportunidad para superar la enfermedad del cáncer, cuya raíz está en este mes. La enfermedad del cáncer no es necesariamente física; de igual manera puede estar presente en las relaciones de las personas, en su capacidad de generar sustento y en sus negocios. Leer y conectar con este capítulo puede ayudarnos a eliminar el cáncer en todas sus formas y también ayuda a prevenir que éste ocurra en primer lugar.
Masei trata acerca de los viajes de los israelitas en el desierto. Estas ciudades ya no existen; no podríamos ni siquiera encontrarlas en un mapa. Pero, ¿de verdad podemos creer que venimos aquí a leer sobre los israelitas yendo de lugar a lugar, a ciudades que ni siquiera existen hoy en día?
Rav Shimón, el autor del Zohar dijo que esta lectura, cuando es leída superficialmente y literalmente, está llena de estupideces!!!
Los israelitas salieron de Egipto y viajaron de un lugar a otro y la narración de este hecho con todos sus detalles (aunque parezcan repetitivos y aburridos, tienen un sentido profundo… como todo Sod en la Torah). En total hay 42 estaciones en Masei, 42 paradas a diferentes ciudades en el transcurso del viaje y como kabbalista, debes saber que los números son el idioma oculto; más adelante profundizaremos en ello…
Con esta porción terminamos el libro de Bamidbar/ Números y sellamos la semana con una energía poderosa, así que partamos con el significado de Masei, el cual se traduce como “etapas o jornadas”, lo que nos revela la esencia de esta parashá.
Ya sabemos que Bamidbar describe la corrección del mundo emocional conocido también como Zeir Anpín y la ultima porción de cada libro es el Maljut del libro, razón por la cual decimos que este capítulo es extremadamente poderoso, ya que en él esta contenida la oportunidad de precipitar a la manifestación todo lo que energéticamente se ha estado trabajando.
Cuando llagamos al final de una etapa, es cuando sacamos las conclusiones de todo lo que hemos pasado para llegar a ese momento. Es igual, cuando hacemos un trabajo académico, las conclusiones del tema están siempre al final y de la misma forma, se considera que esta porción es la conclusión de toda la Torah. Al terminar este libro, terminamos las historias que nos cuenta todo lo que paso desde que los hijos de Israel salieron de Egipto hasta que entraron en Canaán. A partir de aquí no hay nada nuevo en la Torah. De aquí en adelante, el último libro de la Torah conocido como Deuteronomio/ Números, que representa a la fisicalidad, trata del mundo de los resultados y por eso Moisés hace un repaso de las mismas historias que ya se han contado antes, solo que en ese último tomo, Moisés cuenta las historias a través de sus ojos, lo cual lo cambia todo. Pero esto lo iniciaremos a estudiar la próxima semana.
Regresando a la energía de esta semana, encontramos que termina el proceso de formación de lo que sea que venimos trabajando, es decir, que hemos traído la luz hasta el nivel fronterizo entre el mundo metafísico y el mundo físico. Esta es la hora de la verdad, el momento que decide si esa Luz que ha venido descendiendo se materializa o no, si entra a nuestra vasija o se pierde en los mundos del caos… de allí lo importante de entender el secreto oculto en ella.
Tenemos entonces que esta porción resume las 42 etapas que los hijos de Israel atravesaron desde el momento en el que salieron de Egipto hasta que llegaron a la tierra prometida. En cuanto vemos el número 42, enseguida podemos deducir que esta asociado al nombre de Dios de 42 letras conocido como el “Aná Bejóaj”, pero para entender el trasfondo de esto, tenemos que conocer el secreto que hay detrás de esta oración…
El Aná Bejóaj es una poesía mística de 42 palabras, compuesta por un gran kabbalista llamado Ravi Nehunia Ben HaKanaa. Esta poesía tiene este nombre de Dios, oculto en las iniciales de cada palabra.
El Zohar nos explica que el nombre de esta oración Aná Bejóaj, tiene su raíz o emerge de la primera palabra con la cual comienza toda la Torah en el libro de Bereshit/ Génesis; puesto que Bereshit comienza con la Bet, pero esa letra Bet tiene un puntito en el centro que es el Alef, siendo entonces que la gematría de un resultado con valor de 3 (Alef = 1 y Bet = 2)
• El primer Sod: Aná Bejóaj comienza con Alef, Bet, Gimel (אבג). El valor numérico de la Alef es 1, el de la Bet es 2 y Gimel es 3 (triada), por lo cual se considera que Gimel esta también presente en la palabra Bereshit.
• El segundo Sod: los versos del Aná Bejóaj poseen la misma fuerza creadora que estuvo presente en los 7 días de la creación, cuando se construyeron estos 7 arquetipos emocionales del mundo de Zeir Anpín.
Esto es pura tecnología del Alma…
Sabemos que fuimos creados a través del verbo, por lo tanto se nos esta enseñando que al pronunciar esta oración o nombre de Dios, estamos siendo como Él, atrayendo a las mismas 42 luces ocultas disponibles que gestaron a estos 7 arquetipos, de los cuales debemos apropiarnos para poder cumplir nuestros objetivos y ese es el motivo por el cual, la oración del Aná Bejóaj es tan poderosa.
Los sabios y antiguos kabbalistas nos explican que el significado oculto de la palabra Masei (etapas) es pura revelación de Luz, pues se considera que una etapa se ha cumplido cuando la Luz que estaba dentro de ella es revelada. No se puede lograr la corrección de algo, sin que antes esto que queremos corregir, atraviese todas las etapas que hay en un año, porque para que la corrección se produzca, eso que queremos corregir, atraviesa las 12 permutaciones del nombre de Dios Yud Hei Vav y Hei (יהוה), correspondiente a las 12 signos zodiacales, junto con el nombre Divino de Dios de 42 letras. Esto aplica a cualquier situación en nuestra vida que requiera corrección o reparación (relaciones, situaciones de trabajo, economía, salud, etc.)
Esto es una gran revelación, pues lo que se nos esta enseñado aquí es que cada patrón que estemos sanando o estructura psicológica, tanto individual como a nivel colectivo, recorre un trayecto en el tiempo, que es sometido a una serie de combinaciones de influencias astrales que buscan sanarnos a través de desafíos y que simultáneamente nos van tallando como el mas precioso diamante.
Es decir que en la gran cantidad de aperturas cósmicas que vivimos en un año son ingredientes o piezas para un sólo objetivo, en donde cada una es indispensable para la realización de la obra maestra…
“La corrección de nuestra vida, hasta convertirla en la vida que verdaderamente anhelamos”
Dominar la influencia astral, es verdaderamente un comodín en el juego de la vida para atravesar con éxito la carrera de obstáculos.
Entónces, ahora sabemos que el Aná Bejóaj tiene el mismo efecto correctivo de las 42 etapas de las cuales nos habla esta parashá, es como si en menor escala, transitáramos un año cada mañana, cuando realizamos el rezo kabbalístico. Esta secuencia de letras hace que la Luz viaje a través del mundo de Zeir Anpín o mundo emocional. Esto normalmente lo hacemos desde el dolor, pero esta porción nos revela que con el uso de esta tecnología removemos los obstáculos que impiden que la luz circule libremente, sin que esto implique necesariamente sufrimiento. Si bien nos dice la kabbalah que necesitamos transitar todos los aspectos astrales y conexiones de un año para corregir lo que sea que estamos corrigiendo, el Aná Bejóaj es la herramienta que nos va abriendo el camino en ese recorrido y con la cual podemos hacer la corrección hoy, aquí y ahora!!!
Esta porción nos llega antes de Rosh HaShaná que es el día en el que abrimos un nuevo libro, en el cuál escribiremos una nueva obra; tenemos la oportunidad de crear una nueva vida, de reescribir nuestra historia y de convertirnos en nuevas personas. Pero antes, la vida nos lleva a sacar las conclusiones de lo que hemos hecho en el año y eso es lo que sucede a partir de esta semana, hasta que llegue el Rosh HaShaná. Por tal razón a partir de aquí la vida nos mostrará un recuento de todo, así que hay que estar muy atento a todo lo que nos pase, porque es eso lo que nos señalará aquello de lo que no hemos podido ver en plena consciencia.
Para entenderlo mejor, podemos decir entonces que esta porción nos habla de las etapas que pasamos y nos incita a comenzar a pensar o planear el nuevo libro que escribiremos el próximo año, los nuevos proyectos y también las nuevas metas espirituales que nos trazaremos durante el año.
De manera que la clave que nos deja esta parashá, es que existen 42 etapas que hay que atravesar para cambiar de estatus, subir de nivel espiritual y por consecuencia mejorar nuestra realidad material.
Es lo que intenta contarnos la Torah, cuando nos describe cómo el pueblo de Yisrael pasó de ser nómada a ser personas poderosas, dueños de su propia tierra. El Zohar nos revela que una etapa tiene un inicio, el punto medio y un final; también nos deja muy claro que:
“una etapa no se trata de reciclar un mismo patrón de conducta”
Es decir, en general estamos repitiendo una y otra ves los mismos patrones de conducta; por ejemplo: cambiamos de esposo pero ese resulta siendo igual al otro, resulta ser igual a nuestro padre, a algún novio que tuvimos antes… es decir, cambiando solo los protagonistas o el escenario, pero en esencia no hay ningún cambio en la trama de nuestra historia.
“Repetir el patrón no es una etapa”
Se considera como una etapa cuando estamos frente al desafío y conscientemente lo tomamos y lo confrontamos para revelar la Luz que hay en él, lo cual significa sanarlo y pasar la pagina sin ningún tipo de emoción reprimida, para luego emprender un nuevo desafío.
Cuando nos quedamos rumiando en un mismo aprendizaje una y otra vez, cuando nos quedamos pegados al resentimiento de lo que nos paso cuando éramos niños, o con la pareja que nos engañó, o del amigo que nos falló, estamos paralizados dentro de una etapa. Pero es necesario aclarar que tampoco se considera etapa superada, si lo único que hemos hecho es evadir los hechos en un intento de “olvidar” o “no sentir”… No avanzamos hasta que no decidamos salir de allí de verdad, y al final no podemos asumir un nuevo desafío mientras estemos allí, pero esto no lo podemos hacer si revelamos la Luz que hay en dicho desafío.
Ya dijimos que la palabra “etapa” implica revelación de Luz, es por eso que cuando un problema es solucionado, esa Luz de la que hablamos, se convierte en alegría, alivio, esperanza, todas estas… cualidades de la Luz.
Cada sociedad vive de un modo diferente, por ejemplo dentro del judaísmo que un miembro de la familia se vuelque al estudio de la Torah es una bendición, a tal punto que es mantenido por su familia para que sólo se dedique a esto. ¿Por qué? Porque el estudiante eleva y sana a todo el “Árbol Familiar” y el que lo financia adquiere méritos de ese estudio y además de sustento, como la relación entre Isacar y Zabulón.
En cambio en nuestra cultura estudiar esto es de locos y es una vergüenza, y mas aún si lo enseñas, el que se atreve a hacerlo es el rarito o santito de la familia. No es raro que nos traten de persuadir que estamos completamente fuera de la realidad, ¿y saben por qué?… Porque tienen razón, claro que estamos fuera de la realidad y felizmente es así, de una realidad diseñada por el EGO y la verdad es que, quién quiere estar dentro de la realidad en la que no somos libres de verdad???
La vida esta llena de desafíos y nuestra realidad es construida cada día, de acuerdo al estado de nuestras emociones. Todo el escenario que tenemos no es solo producto de toda nuestra historia, es también producto de la historia de nuestra familia, del país en el que vivimos y de la sociedad en la que nos desenvolvemos, porque toda acción individual afecta al colectivo.
El Zohar nos enseña que este mundo lleno de chispas de luz que pertenece a la vasija original llamada Adam. Así que si estamos bloqueados en algún aspecto de nuestra vida, ya sea amoroso, económico, social, de salud etc, es porque allí, en ese asunto hay chispas que recolectar. Nosotros nos ofrecimos para hacer ese trabajo y no hay nadie más que nosotros mismos, que pueda hacer la tarea, de otro modo no nos veríamos afectados.
“Esta porción es vital para tomar consciencia que la evasión es inútil”
Reciclamos el aprendizaje porque queremos evitar el dolor, pero la noticia es que de esta manera simplemente no podemos evitar el dolor, al contrario se intensifica cada vez más, porque la Luz es como un rió de agua que busca entrar en un pequeño recipiente, la corriente hace presión porque es un constante fluir y mientras mas presión hay, el recipiente debe hacer más resistencia para no romperse…
En este sentido esta porción nos revela otro número importante, cuando nos dice que hay 48 ciudades refugios en donde las personas que han matado por error a alguien y sin intención, pueden refugiarse para evitar la muerte y allí no hay nadie quien pueda tocarle. Este número 48 se refiere al poder del Shemá, en su parte introductoria, que esta constituida de 48 palabras. La Shemá es la herramienta que nos conecta con la totalidad del sistema. La Shemá también nos va procurando la consciencia de unicidad, nos va haciendo entender que lo que hagamos por otro en verdad lo estamos haciendo por nosotros mismos. También nos ayuda a equilibrar las energías hombre, mujer, femenino y masculino, desde nuestro interior hasta la proyección de los mismos.
Y con esto, podemos pasar a decir Jazak, Jazak, Jazak (fuerza, fuerza, fuerza) para continuar firmes ante el estudio y la práctica espiritual que nos guía la Torah.
Un libro más que culminamos y uno más para terminar el ciclo correspondiente a este año.