Leproso…

Vayikrá/ Levítico 14:1 – 15:33

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Las parashiot Tazría y Metzorá se leen juntas porque comparten un tema en común, la enfermedad de la lepra.

En la parashá anterior encontramos que la lepra es causada por problemas de habla maliciosa (lashón hará) entre otros temas que tienen que ver con la comunicación. El Zóhar nos explica que la palabra aramea para “lepra” (tsaráat) es una variación de “mosí ra”, que significa “inventar rumores”. Por lo tanto, un leproso era alguien infectado con una tendencia a rumorear o chismear. La consecuencia de la lepra era la “cuarentena obligatoria”, dado que ésta era la única manera de lidiar con la “adicción” de hablar maliciosamente que padecía la persona contagiada.

Pero los kabbalistas nos aclaran que la purificación del tal mal, puede ocurrir solamente cuando el leproso permite que su alma regrese a su verdadero origen; sólo allí se encuentra la sanación necesaria que hace posible la cura a nivel físico, en otras palabras…

“La lepra sólo puede ser curada cuando el infectado ENTIENDE la naturaleza de su problema y cómo la acción del mal uso de su palabra ha enfermado su alma”

En cada aspecto de la vida, el Creador intenta darnos pistas acerca de las formas en que podemos cambiar. Debemos estar atentos y observar y preguntarnos que significan estos mensajes.

Se dice que la lepra primero inicia como una mancha en las paredes de la casa de la persona. Si ella no entiende el mensaje, aparece una mancha blanca en sus ropas y sólo después que ignora estos dos mensajes es que la lepra (plaga) brota en su cuerpo.

Esta misma clase de mensajes ocurren en diferentes formas, por ejemplo, ¿por qué vimos un accidente de automóvil en el camino pero no fuimos parte de ese accidente, el cual ocurrió unos segundos antes de que nosotros pasáramos por el lugar?… Si no entendemos el mensaje, entonces esos eventos de “advertencia” se acercan más y más a nosotros, hasta que ocurre el suceso que nos golpea de forma directa!

La purificación del leproso (chismoso o el que hace mal uso de la palabra) tiene tres etapas:

  1. Cuarentena para realizar introspección y entender la causa de sus acciones
  2. Cortar con la adicción y dejar de actuar de la forma negativa que lo hace
  3. Comenzar nuevamente con el compromiso de cambiar.

En la etapa de introspección, es aveces suficiente para que desaparezca la dolencia externa. En la etapa siguiente que corresponde a cortar con el mal hábito, el leproso según la Torah, debía rasurarse la cabeza, esto simboliza tres cosas:

  1. La desconexión de la energía negativa
  2. La eliminación de cualquier conexión con la vida anterior y sus hábitos negativos
  3. Iniciar un nuevo proceso, un nuevo comienzo con una conexión más espiritual.

Y la etapa final que corresponde al compromiso de cambiar, requiere que el leproso ofrezca un sacrificio y prometa transformar todo pensamiento y acción que causaron su padecimiento inicialmente.

El Zóhar comenta que cuando una casa está contaminada por una plaga, debemos demolerla y que durante la demolición se debe encontrar un tesoro oculto.

Cuando se habla de demoler la casa contaminada, se refiere a deshacernos de todo lo que tenga que ver con la acción negativa que nos inclina al mal, se trata de terminar con algo (una relación, una adicción, una actividad, una forma de ser y de actuar, etc.) y mientas nos deshacemos de eso, surge el entendimiento que resulta ser el gran tesoro que nos permite costear une nueva construcción… UNA NUEVA VIDA!

“Casa” es un código para nuestro cuerpo físico, donde se alberga el EGO y que a su vez contiene el alma. Cuando un cuerpo es gobernado por el EGO y sus deseos egoístas y reactivos, las contaminaciones son llamadas “plagas en la casa”. De manera que cuando demolemos el EGO, encontramos el máximo tesoro: EL ALMA.

“Pero tenemos un gran temor, derribar al EGO, que equivale al temor a la pérdida, la pérdida del placer y la recompensa inmediata del deseo egoísta”

Y muchas veces nos perdemos del tesoro escondido por evitar enfrentar el temor.

Se trata entonces de un canje por algo de mucho más valor; renunciamos al placer temporal a cambio de la plenitud y realización permanente!!!

Esta parashá nos instruye también de la importancia y necesidad de practicar la limpieza energética, pues la enfermedad para llegar al cuerpo físico pasa por fases previas:

  1. La contaminación de la casa, ocurren problemas en la estructura de la edificación
  2. Si se ignoran las señales, se contaminarán los objetos dentro de la casa provocando fallos o descomposturas en los mismos…
  3. Y si se ignora lo anterior, pasa a contaminarse el cuerpo físico dando como resultado la enfermedad.

Es por eso que en las primeras etapas, la Torah recomienda el uso de hierbas como la salvia, inciensos para sahumar, la oración, así como la armonización de los espacios y objetos por medio de nuestras acciones e intensiones positivas, para purificar y elevar la frecuencia evitando que seamos nosotros quienes absorbamos finalmente las energías densas que producen enfermedades.

“Recordemos pues que un cuerpo enfermo indica un alma herida y enferma que requiere atención urgente”

Y con esto terminamos esta sección, nos vemos la próxima semana.

Stefanie.-

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