En el principio…

Libro Bereshit/ Génesis 1:1 – 6:8

AUDIO:

Bereshit 1:1… “En el principio, creó Dios los cielos y la Tierra”

Empezamos nuevamente a estudiar la Torah y a medida que el ciclo vuelve una vez más a su principio, que es también el principio de todas las cosas, es un momento ideal para preguntarnos…

¿Por qué Dios creó los cielos y la Tierra?

La Kabbalah nos explica que el mundo fue creado para que nosotros encontráramos a Dios y que en el momento que verdaderamente lo encontremos mientras estamos aquí encarnados, entonces el viaje por los altibajos entre felicidad y sufrimiento termina y salimos del estado de la dualidad separada.

Dios creó el día y lo noche, la Luz y la oscuridad, lo bueno y lo malo, lo positivo y negativo, la felicidad y el sufrimiento… todo esto son estados opuestos que funcionan como un escenario para llevar a cabo el drama de la humanidad, que tiene como finalidad llevarnos a la reconciliación de esa aparente dualidad separada. Pues lo cierto es que ambas polaridad son dos partes de una misma cosa.

La clave no es esperar que las cosa cambien o hacer esfuerzos a nivel físico para que las situaciones que se manifiestan en nuestra vida y nos provocan caos, cambien. Se trata de hacer el trabajo a nivel de consciencia y comprender que somos nosotros quienes necesitamos cambiar, para que de esta forma seamos nosotros quienes percibimos esa dualidad en la forma correcta que es la “unicidad”.

Ahora bien en el inicio antes de todo esto que conocemos, “NO había ni Cielo ni Tierra”, la dualidad y los opuestos no existían… lo único que existía era la “Consciencia del Creador”. Aquí la Kabbalah nos explica entonces que el Creador y la Creación son una sola Unidad y que por lo tanto si nosotros estamos dentro de la creación, no podemos estar separados del Creador como creemos que lo estamos y que en realidad la desconexión sólo existe al nivel de nuestra consciencia, de manera que…

“Conectar con El Creador es experimentar la unidad que trasciende a los opuestos y así regresar a la consciencia del UNO”

Y si pudiéramos ser plenamente conscientes de esto seríamos inmunes al sufrimiento.

La cualidad de Dios por excelencia es su poder de “Crear”, es aquí donde podemos decir que su poder se ve reflejado y aunque no podemos medirlo o calcularlo por su inmensa vastedad, eso nos deja una idea o una imagen mental que nos ayuda a intentar comprender del gran poder que se trata. Así pues nuestra creatividad también se convierte en la cualidad más admirada por encima de todas las demás cualidades humanas, de manera que si comprendemos que “Crear es Poder” y que tenemos una gran capacidad de ello y además si seguimos los lineamientos de la Torah podríamos incrementarlo, estamos hablando de que nuestro capacidad creadora se hace igualmente incalculable y poderosa y sería una forma más de encontrar a Dios en nosotros mismos.

Los 7 días de La Creación en realidad son el modelo para el proceso que nosotros debemos atravesar para eliminar los bloqueos que existen entre nosotros y La Luz.

Y esta primera lección de la Torah, nos ofrece la energía para conectar con el poder de La Creación misma!… su energía es muy poderosa y la Kabbalah nos explica que la forma y el sonido de las letras hebreas – arameas del texto original de la Torah, tienen la capacidad de transformarnos y elevar nuestra alma e incluso salvar vidas, dado a que cada una de las letras son “vasijas” que contienen energías específicas que fueron empleadas para llevar a cabo la creación.

Podríamos imaginar que son pequeños contenedores que guardan en su interior las más finas, delicadas y complejas esencias naturales aromáticas y que al mezclarlas en cantidades específicas podemos crear nuevos aromas, tan infinitos y únicos como estrellas en el Cosmos.

Cuando conectamos con Bereshit/ Génesis, conectamos con la realidad del Árbol de la Vida que es la realidad en la que tenemos la conexión con La Luz de forma permanente, nos encontramos en un estado espiritual completo y por lo tanto ya no es necesario seguir haciendo trabajo espiritual, pues se convierte en algo tan natural como lo es respirar.

No es un relato histórico de cómo todo fue creado, es más bien un suceso trascendental que necesitamos conocer no por cultura general, sino porque en su entendimiento radica el que recordemos de dónde venimos y quiénes somos!… sin embargo, muchos aún lo consideran una historia.

El Zohar nos explica que hubo 2 Creaciones o dos versiones respecto al inicio. Sabemos que como es arriba es abajo y también sabemos que todo el origen de la material proviene del mundo espiritual, por lo tanto este libro nos indica que la primera Creación se refiere al mundo del 99%, el “Mundo Espiritual” y la segunda Creación se refiere al mundo del 1%, el “Mundo Físico” tal y como lo conocemos.

Comencemos a descubrir los códigos en esta lección…


Bereshit/ Genesis 1:1… “En el principio creó Dios los cielos y la Tierra”.

La descripción que encontramos en esta primera lección en el día UNO que corresponde al día “Domingo” es el estado original que existía antes de la caída de Adam/ Adán. Un estado de completitud o unidad perfecta, lo que implica que no había nada más que el UNO.

Como les conté en la lección anterior de “Vesot HaBrajá”, la primera letra con la que inicia la Torah en esta parashá es la “Bet”, con la que se escribe la palabra “Brajá” que se traduce como “Bendición”, su significado más profundo nos dice que bendición es la retribución o el “efecto” que recibimos por nuestras causas positivas inclinadas al deseo de compartir, es decir que bendición es lo que conseguimos cuando nos resistimos al EGO y elegimos decir no al caos.

Bereshit/ Genesis 1:6… “Y dijo Dios, “Haya un espacio grande entre las aguas, y sepárense el agua del agua”.

A diferencia del día Uno, que era la unidad perfecta, el segundo día trae consigo el “origen de la separación”. El Uno, se convierte en dos y por lo tanto la unidad se divide.

Aquí nacieron los “grandes opuestos”, del caos y la armonía que aún gobiernan el mundo físico, y el Zóhar nos dice que como resultado de la dualidad no resuelta fue en este día que se creó el “infierno”; pero no es ese lugar en llamas donde penan las almas como castigo, en realidad la Kabbalah se refiera a la “energía negativa de rigor”. Una energía tan caótica que ya todos hemos experimentamos muchas veces… así que podemos decir que TODOS conocemos el infierno y lo vivimos aquí y ahora, cada vez que elegimos inclinarnos a dicha energía. Con esto podemos entender los riesgos que surgen de la separación y la discordia entre las personas y que nunca debemos desestimar el poder de inclinarnos a este comportamiento que literalmente nos lleva al infierno.

Al final de cada día, Dios cierra su creación diciendo que fue “Bueno”, pero al final del segundo día, no lo dijo y creo que podemos saber por qué…

Para poder sanar esta energía de separación en nuestras vidas debemos recordar conectar con la fuerza del UNO, la energía unificadora, tan sólo con recordar que antes del dos esta el uno y que sin él, el dos no puede ser. Así entones adquirimos la capacidad de unificar las partes en un TODO, trabajando en unión, armonía y asegurándonos de que no haya espacio para que la fuerza negativa de rigor entre a nuestras vidas.

El segundo día de La Creación corresponde al día “Lunes” y por ello los sabios nos aconsejan evitar el inicio de cualquier nuevo proyecto en este día, para evitar que la energía de fragmentación que contiene este día entre en contacto con nuestra intención de nuevos inicios y hacer que los proyectos perduren.

Bereshit/ Genesis 1:9… “Y dijo Dios: Júntense las aguas que están debajo del cielo en un lugar, y descúbrase lo seco; y fue así”.

Al tercer día corresponde la energía del “equilibrio” y aquí surge “el libre albedrío” que es aquella facultad de poder elegir resistirnos a los deseos egoístas del EGO que nos llevan a la separación y escuchar la voz de nuestra Alma que nos llama al a unicidad. El 3 esta compuesto de la suma del 1 y el 2, de manera que nos da un nuevo resultado conocido como “el deseo de recibir para compartir” en el cual radica el equilibrio, pues es la forma de trascender la separación entre los opuestos, viéndolo como un todo integrado.

La Kabbalah nos explica que la oscuridad no es lo opuesto a La Luz sino la ausencia de luz, por lo que el mal no debe percibirse como lo opuesto al bien, sino la ausencia del bien.

Así podemos entender que la energía negativa en realidad funciona como un vacío y por ello cuando elegimos inclinarnos hacia esta influencia lo que provocamos es la pérdida de todo aspecto positivo en nuestra vida lo que resulta en un vacío que nos consume como un hoyo negro en el espacio que devora todo a su paso.

Pero también hay que mencionar que cuando elegimos este tipo de energía en nuestra vida, no solamente nos afectamos nosotros, sino afectamos al mundo entero, pues todos estamos conectados en el UNO aunque nuestra consciencia no pueda percibirlo y por esta razón muchas veces es muy difícil encontrar la causa raíz de los acontecimientos.

Por lo tanto, en el tercer día de La Creación que corresponde al día “Martes” aprendemos que la energía de equilibrio que corresponde a la “Columna Central” del Árbol de la Vida, es nuestra “VOLUNTAD” para rechazar el comportamiento egoísta.

Bereshit/ Genesis 1:14… “y sean lumbreras en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra”. Y así fue.”

El cuarto día trae la semilla de la “envidia”, que los kabbalistas nombran como “LA SEMILLA DE TODO MAL” conocida como “envidia”,  “mal de ojo”.

— El Zóhar nos cuenta en la descodificación de este texto que La Luna y El Sol tuvieron una vez la misma importancia en el cielo, pero La Luna no estaba satisfecha con su tamaño y deseaba ser más grande que el Sol, para así ser considerada el único rey del Cosmos. —

El código que aquí nos revela es uno de los más polémicos, pues se refiere a la primera mujer de Adam/ Adán, quien fue creada de la misma forma que él y ciertamente no fue Havá/ Eva…

El aprendizaje que nos deja el cuarto día de la Creación que corresponde al “Miércoles”, es la necesidad del despertar de consciencia que requerimos para poder entender el principio de “causa y Efecto”, que nos dice que “todo tiene un precio”; a lo largo de la Torah se nos enseña que el precio más alto lo poseen los bienes materiales que exigen como moneda de pago “nuestra vida”, que además incluye el desgaste, dolor físico y sufrimiento emocional.

Por otra parte el precio de los bienes espirituales son algo que en realidad no vale nada para nosotros… “el EGO”, que al final no queremos ni necesitamos del todo pero sigue siendo lo más difícil de superar.

De aquí la importancia de replantear nuestras prioridades, como lo hablamos en la lección anterior.

Así de la misma forma que el Lunes no se deben iniciar proyectos en Miércoles porque este día aunque posee la clave para romper con la envidia, posee la semilla de ello.

Bereshit/ Genesis 1:20… “Dijo Dios: “Que las aguas se llenen de una multitud de animales vivientes, y vuelen aves sobre la tierra, frente al firmamento celeste.”

Según el Zohar, nos explica que en el quinto día, que corresponde al día Jueves, Dios creó a todas las criaturas del aire y el agua y con esta energía nos unimos a una especie de cordón umbilical de luz que nos une con El Creador, porque la vida que fue creada permitió seres encarnados que sirven de recipientes para las almas que experimentarán los diferentes procesos de evolución en una nivel más avanzado.

La Kabbalah nos explica que antes de llegar a ser humanos, el alma es encarnada en los diferentes estados que pertenecen a los diferentes reinos, siendo el mineral y vegetal, encarnaciones de estados de consciencia muy elevados ya que no poseen la facultad del movimiento y requieren un gran nivel de control. Luego el reino animal en su fase mas baja e instintiva siendo los más elevados aquellos mamíferos que habitan el agua, seguido por las aves y finalmente los animales terrestres, que se catalogan como los más instintivos y básicos en la cadena evolutiva.

Bereshit/ Genesis 1:24… “Entonces dijo Dios, “Produzcan la tierra seres vivientes según su especie: ganados, reptiles y animales salvajes según su especie.”

Luego de crear a los animales, Dios creó al hombre en el sexto día, que corresponde al día Viernes. El hombre es el único ser creado que posee el don o derecho de hacer uso del atributo del “libre albedrío”, por lo que se dejó en nuestras manos el poder de tomar desiciones que otros seres creados no pueden tomar.

— De manera que el Zóhar nos dice que con cada acción espiritual que elegimos, no solo elevamos nuestra alma sino ayudamos a La Creación completa a elevarse y todas las almas encarnadas en los diferentes reinos reciben la oportunidad de elevarse a niveles superiores y avanzar en el camino a la evolución. —

Así entendemos que nuestras acciones positivas ayudan también a aquellas personas que están hundidas en la negatividad y aportamos energía de la cual puedan auxiliarse para despertar en consciencia y elevar su vibración e inclinarse hacia lo positivo, dejando así de afectar destructivamente a La Creación completa y a nosotros mismos.


Aquí retomaremos el tema del “Infierno” y haré el recordatorio nuevamente de que como es arriba es abajo, y así como el Zohar nos explica que el infierno fue creado a raíz de la separación y nosotros podemos experimentarlo aquí en el mundo físico en la vida como la conocemos, también existe un lugar en el plano superior reservado para todas aquellas almas que no lograron superar la negatividad durante sus encarnaciones, de manera que se auto destruyeron a si mismos y a La Creación en general de tal manera que requieren de ser apartados para que no afecten aún más sus propias almas y sigan contribuyendo negativamente al resto.

Sin embargo con cada acción positiva que cualquiera de nosotros aportemos, podemos ayudar a aquellas almas apartadas para que eleven su vibración y reciban nuevamente la oportunidad de encarnar en el mundo físico y realicen las correcciones necesarias en su alma y de esta forma todos juntos avancemos en “UNICIDAD” a la evolución espiritual.

¡Pues si una sola alma faltara el infinito dejaría de ser infinito… así que nadie puede quedar atrás!


Bereshit/ Genesis 2:2 – 2:3… “Y completó Dios en el Día Séptimo la obra que había estado haciendo, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. Dios bendijo el Día Séptimo y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que Él había creado y hecho.”

La Kabbalah nos explica que el concepto del séptimo día que corresponde al Shabbat (Sábado) es un código.

En realidad la palabra descanso se refiere a un reino superior, fuera del tiempo, el espacio y el movimiento, una dimensión infinita, de totalidad y perfecta unidad. Es como el retorno a lo que había antes de los tiempos… La LUZ ESPIRITUAL de donde emana TODO. Por lo tanto en el día de Shabbat nuestras almas están destinadas a ascender y regresar a su origen a recargarse y purificarse. De otra forma la vida aquí en el mundo físico se hace insostenible al punto que el desgaste que sufrimos no tiene reparación con ningún tipo de descanso común que pudiéramos realizar.

Por lo tanto entendemos que el Shabbat es mucho más que un día de descanso común, es de hecho, el día de la semana que requiere el trabajo más duro pues no existe labor más estricta y exigente que la espiritual, considerada por el Zohar la labor más difícil de nuestra vida… 

Bereshit/ Genesis 1:28… “Dios los bendijo y les dijo: “Fructifiquen y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Ejerzan dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.”

Aquí hay un aspecto importante que nos explica la Kabblah, y es que según las instrucciones que indicó Dios, como podemos ver no menciona el dominio del hombre sobre el “reino vegetal ni animal” y aquí hay un secreto muy importante de entender, pues tanto en las plantas como en los minerales se encuentra contenida mucha información poderosa y en estado inalterado de los cuales aprendemos mucho y a su vez nos ayudan a elevar nuestra consciencia y vibración. Son seres de consciencia superior a las del reino animal y por ello el dominio que podemos tener sobre ellos no es el mismo que tenemos en comparación con los animales del agua, el aire y la tierra.

Veamos otros códigos de Bereshit/ Génesis:

En esta lección se cuenta que Adam fue el encargado de nombrar a todas las criaturas existentes en el Jardín y aquí se encuentra otro código oculto…

Un nombre se compone de letras seleccionadas de un alfabeto, los Kabbalistas nos explican que en este caso se refiere a que el concepto de Bereshit/Génesis se refiere en realidad al ADN que equivale al código de la vida. El ADN es como un manual de instrucciones para nuestras células, porque contiene toda la información necesaria para nuestro sistema, así entonces comprendemos que la Torah es un manual de instrucciones para nuestra vida, porque contiene el ADN de La Creación y de esta forma nos sirve de guía para saber cómo operar el sistema, pues nosotros somos las células de La Creación, que habitamos dentro de ella, circulamos en ella y tenemos funciones específicas que llevar a cabo para ella.

En la Torah, los nombres de los personajes están principalmente relacionados con la esencia genética espiritual, contienen las cualidades fundamentales del espíritu y de esta forma están configuradas de formas diferentes para dar lugar al nacimiento de una entidad específica en este mundo.

¡En pocas palabra nuestro nombre es un código genético espiritual que no debería pasar desapercibido pues prácticamente nos revela mucho sobre nuestra alma!

De igual forma los kabbalistas recomiendan tener mucho cuidado a la hora de elegir el nombre para nuestros hijos, pues como ya vimos un nombre posee una carga genética espiritual importante, pero si elegimos el nombre en base a una persona que fue muy negativa en su vida, así será la carga espiritual que estamos adjudicando a la nueva alma que viene al mundo.

Bereshit/ Genesis 2:17… “pero del Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal no comerás, porque el día que de él comas, ciertamente morirás.”

Cómo se mencionó más arriba, existen dos aspectos de La Creación, la parte del 99% y la del 1%, de manera que la que se refiere al aspecto espiritual viene siendo una especie de anteproyecto, mientras que la que corresponde al aspecto físico es la fase en la que los humanos tal cual nos conocemos hoy hacemos nuestra aparición.

¿Qué quiere decir esto?

Que Adam y Havá no eran seres humanos encarnados como tu y yo… no lo fueron hasta el momento en el que salieron del Jardín del Edén. Es decir que toda la narración anterior sobre los 7 días de La Creación en realidad se refieren al Jardín del Edén y luego de la caída de Adam y Havá, el Edén queda en función de “Universo Paralelo” a partir del tema del Árbol de la Vida y el Árbol de la Ciencia del Conocimiento del Bien y del Mal.

Exploremos el tema de los árboles un poco más…

En la narración de esta historia, nos cuentan que en el Jardín habían dos árboles, el de la Vida y el del Conocimiento, de los cuales se le indicó a Adam no comer del segundo, hasta llegar el día de Shabbat, que era un día después del día de su creación.

La Kabbalah nos explica entonces que El Árbol de la Vida corresponde a la realidad del 99% la cual no se puede percibir con los sentidos físicos. Mientas que el Árbol de la Ciencia del Conocimiento del Bien y de Mal, corresponde a la realidad del 1%, que es la que actualmente habitamos y experimentamos a través de nuestros sentidos físicos. Cómo los porcentajes mismos lo expresan, la realidad del 1% es solamente una pequeña fracción de la totalidad.

Ambos mundos coexisten de forma paralela y todo lo que accionamos en este plano tiene efectos en el mundo superior y viceversa. Todos tenemos la capacidad de acceder a ambos planos y aunque la idea es aprender a hacerlo de forma consciente y permanente, en algunos momentos de la vida, sin ser consciente de ello, accedemos al plano del 99%. Como por ejemplo cuando tenemos una inspiración profunda que nos permite llevar a cabo una obra de arte… sea una pintura, un libro o una pieza musical; o cuando experimentamos una caricia de amor verdadero que nos llena de felicidad absoluta, esta alegría y placer permanente se origina en el mundo espiritual y se queda con nosotros aún cuando el tiempo sigue su curso y la experiencia queda como un recuerdo.

Todos esos momentos de placer, paz y amor pleno nos indican nuestra conexión con el Árbol de la Vida, mientras que por el contrario, todo aquello que experimentamos y se hace fugaz y nos deja vacío y necesidad de provocar nuevamente el estímulo para sentirlo de nuevo, requiriendo grandes cantidades de esfuerzo y trabajo, provienen del plano del 1%… la conexión se rompe cuando elegimos conectar con todo aquello que nos provoca duda, dolor, tristeza, preocupaciones, miedos, etc., en ese momento cambiamos de Árbol y la experiencia se manifiesta de forma diferente, limitada y temporal.

En la realidad del Árbol de la Ciencia del Conocimiento del Bien y del Mal, nos encontramos en medio de una guerra entre la dualidad y la única forma de salir de ello, es saliendo del medio y accediendo a la escalera que nos saca por encima de todo ese caos y nos libera… esto es a lo que se refiere El Árbol de la Vida.

“Es así como trascendemos la ilusión, el holograma del 1%”

La Torah entonces es como una rama del Árbol de la Vida, de la que nos podemos sujetar para salir del medio de la realidad caótica entre el bien y el mal, si conectamos profundamente logramos elevarnos y salimos del mundo de dolor y sufrimiento al que nos hemos expuesto inconscientemente… para sujetarnos firmemente solamente tenemos que crear en nuestro interior el “DESEO DE TRANSFORMARNOS A NOSOTROS MISMOS” y luego hacer uso de las herramientas que la Torah y la Kabbalah nos ofrecen.

Bereshit/ Genesis 2:22… “De la costilla que el Eterno Dios había tomado del hombre, formó una mujer y la trajo al hombre.”

La Torah nos dice que Dios creó a Havá a partir de la costilla de Adam y la Kabbalah nos explica que aquí se nos indica el inicio o el nivel de semilla de todas las relaciones entre hombres y mujeres que están destinadas a ocurrir en nuestro mundo. (Sobre las almas gemelas “AQUÍ”) .

— Los nombres “Adam y Havá” (Adan y Eva), son un código que se refiere al “Alma Única” que existía antes de que naciera nuestro Universo y el mundo como lo conocemos hoy. La Kabbalah nos explica que la Torah no se refiere a un hombre y una mujer encarnados y separados como lo percibimos hoy en el mundo. Adam y Havá eran una alma infinitamente grande que la Kabbalah denomina “Vasija” y también nos explica que todas las almas de la humanidad estuvimos contenidas en esta gran vasija. —

Podríamos imaginarlo, poniendo como ejemplo el Océano completo como esa vasija primordial y luego separar el Mar en miles de pequeñas gotas que al encontrarse unidas de nuevo formarían nuevamente el vasto Océano!

El aspecto Adam correspondía a la polaridad “positiva”, el deseo de dar y simboliza la MENTE de esta gran energía y Havá a la polaridad “negativa”, el deseo de recibir y simboliza el CORAZÓN; a partir de esto, todas las almas femeninas están vinculadas como un todo en Havá y de la misma forma lo estás las almas masculinas en Adam… esto nos enseña que todos somos iguales y que provenimos del mismo origen y que en realidad somos UNO solo, así como las gotas del Mar.

“Antes de La Creación del Mundo, Adam y Havá eran un solo ser, denominado “El Alma Original” y nosotros hoy somos las células que forman el cuerpo de este ser celestial.”

Aquí nos acercamos a nuestra historia como seres humanos…

Bereshit/ Genesis 3:6… “Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y que el árbol era deseable para alcanzar sabiduría, tomó de su fruto y comió. También dio a su marido que estaba con ella, y él comió.”

La Kabbalah nos explica que Dios había dado instrucción a Adam antes de crear a Havá, de NO comer del árbol del Conocimiento pues los frutos están “inmaduros” y provocarían la muerte. Y aquí hay otro código pues “Etz Ha Da’at Tov Vra” que se traduce como Árbol del conocimiento del bien y del mal, es el código que se refiere a “dualidad” y simboliza la separación.

Pero además de todo lo creado y mencionado anteriormente, había algo más en el Jardín y se trataba del “Nájash” que es el código hebreo que se traduce como “Serpiente” que corresponde a la “duda” y es la energía que nos conecta con la tendencia a la energía negativa del deseo de recibir… es decir: “el deseo de recibir para sí mismos” y además simboliza el sexo. ( Para ampliar el tema te recomiendo este artículo: Sexo: la puerta a la vida o a la muerte, ¿de qué lado estas?…)

Pero como ya hemos podido ver, la Torah se trata de códigos y en la profundidad de esta historia hay algo oculto…

En el nivel más profundo de entendimiento espiritual, la Kabbalah nos explica que el mordisco que Adam y Havá dieron al fruto “prohibido” en realidad indica:

“una conexión sexual entre la “Vasija Original y la Serpiente”

Este acto alteró el ADN espiritual de la Vasija, cambiando su esencia del “Deseo de recibir” al “Deseo de recibir SÓLO para sí mismo”. Esto provocó que el ADN de cada célula (nosotros) de la Vasija se combinara con el ADN del Nájash/ Serpiente y así nació el “GEN OGOISTA” que todos poseemos y del que tanto hacemos uso a través de los celos, la envidia, codicia, etc.

Esta alteración en el ADN espiritual rompió con la similitud de vibración que conformaba originalmente a la “Vasija o Alma Original” de manera que esta se fragmentó en incontables chispas de almas individuales (esto es el Big Bang) que bajaron al mundo físico en cuerpo de carne y hueso con la tarea de corregir dicha alteración genética del ADN espiritual, erradicando la consciencia negativa de su propia naturaleza. Y así Bereshit/ Génesis nos revela…

“El propósito de nuestra vida”

Sin embargo, la Kabbalah enseña que la caída de Adam y Havá que es lo que se conoce como el “pecado original” es en realidad un código que hace referencia a una etapa de desarrollo, una fase particular en el gran proceso de La Creación, es decir que nunca existió en realidad un acto de transgresión, sobre todo si tomamos en cuenta que El Creador mismo fue quien creó y envió a la Serpiente a realizar dicha misión.

Adam y Havá no hicieron nada malo, sino provocaron la evolución de la humanidad y como consecuencia ahora podemos despertar nuestro Gen Divino y emular La Creación de Dios aquí en la tierra siendo responsables de La Luz que recibimos e invirtiéndola de manera sabia.

La expulsión del Jardín en realidad se refiere entonces no a un castigo, sino a la oportunidad de poder poner en práctica todo lo aprendido en el Jardín. Salir del Jardín es salir de la zona de confort para poder vivir y crear, pues sólo así podemos transformarnos y aprender a trascender los impulsos negativos del EGO.

“Sólo al salir podemos volver a entrar, porque en el salir y entrar existe la misma conexión unificada que en el final y el inicio que al final es un TODO”

Bereshit/ Genesis 4:1… “Y Adam conoció a Havá, su mujer, y ella concibió y dio a luz a Kayín y fue labrador de la tierra.”

La Torah dice que Adam “conoció” a Havá y luego ella dió a luz… el Zóhar nos explica que la palabra “conoció” implica una conexión sexual entre un hombre y una mujer. La lección que nos deja aquí esta historia es que el placer que viene del sexo es una de las alegrías más grandes de la vida, claro está que cuando dicha conexión se hace con el pleno conocimiento que esto implica y no con la consciencia egoísta del deseo de recibir para sí mismo. Cuando el acto se lleva a cabo con plena consciencia de lo que implica la conexión más perfecta, podemos acceder a la Luz que se obtiene en el enlace que ocurre entre el Cielo y la Tierra, por lo tanto entendemos que el “conocimiento” es lo que en verdad nos conecta con los mundos superiores.

“En el conocimiento está la conexión”

El sexo es un enlace al mundo superior siempre que esté alineado con el alma que nos corresponde y enlazado al deseo de dar y recibir para compartir. Por ello cuidar de nuestra energía sexual es muy importante

Con esto terminamos la primera parashá del primer libro de la Torah con la que hacemos el enlace completo entre el final y el inicio para no dejar fisuras que permitan la entrada de la negatividad en un día en el que toda la Luz del comienzo está disponible para nosotros, para poder hacer uso de ella y llevar a cabo la mejor creación que podamos para nuestras vidas.

Nos vemos la próxima semana para estudiar la siguiente lección que corresponde a “Nóaj”.

La Tefa.-

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