Libro Devarim/ Deuteronomio 26:1 – 29:8
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“Maldiciones y bendiciones”
Empecemos esta lección explicando el concepto de estas dos palabras desde la perspectiva Kabbalística…
- Bendición: es aquello que entendemos nos trae alegría, protección, agrado, placer y bienestar entre otras cosas positivas. En la Kabbalah se refiere al resultado obtenido a través del compromiso consciente que asumimos respecto al tomar la responsabilidad de nuestra vida.
- Maldición: puede interpretarse como un carga espiritual que se experimenta en la vida física significando para la persona un peso grande, molestia y dolor que llevará consigo la mayor parte del tiempo, mientras así lo elija; dicha carga trae consecuencias como efectos destructivos y sumamente negativos que sólo al momento de ser superados exitosamente y con ello quiere decir “haber logrado aprender de ello” y entonces alcanzar un crecimiento de consciencia que da paso finalmente al poder de transmutar la oscuridad en Luz.
El Zóhar nos explica que sin las maldiciones no podemos apreciar las bendiciones que llegan a nuestra vida, nos ayudan a diferenciar los momentos y los aspectos en los que nos encontramos conectados o en desconexión con La Luz; vienen siendo señales que avisan sobre una desconexión que puede estar ocurriendo de forma inconsciente y que llama nuestra atención por medio de la incomodidad, el dolor y el caos para empujarnos a actuar de forma consciente en busca de la conexión sólida con La Luz; la cual se logra por medio del entendimiento.
Las maldiciones nos ayudan a desarrollar apreciación por las bendiciones ya que existe una estrecha relación entre el tema de apreciar y la bendición en sí, pues es por medio de la apreciación verdadera que adquirimos el mérito de recibir o manifestar estos “milagros”.
Es solamente cuando apreciamos lo que tenemos, que recibimos más, en todos los aspectos donde sintamos apreciación… y cuando hablamos de recibir más la Kabbalah explica que en realidad recibimos mucho más de lo que merecemos!!!. Mientras que por el contrario, cuando carecemos de apreciación y agradecimiento por lo que tenemos, solamente provocamos la “pérdida” de aquello que podemos tener.
“Todo depende del nivel de consciencia y la expresión de nuestra apreciación y agradecimiento”.
La lección de Ki Tavó, nos enseña que todo cambio menor es el inicio de una gran transformación y quedar pasos pequeños es la mejor manera de alcanzar verdaderamente los cambios grandes e importantes que deseamos realizar en nuestra vida.
El Zóhar dice:
“Es mejor que una persona haga un cambio pequeño y sea persistente en esa acción, en vez de comenzar algo mucho más difícil y que se detenga con la intención de completar dicha tarea posteriormente”
Esto explica la razón por la cual se nos dificulta culminar aquello que nos proponemos dado que nos comprometemos con cosas que nos quedan grandes aún sabiendo desde un inicio que no seremos capaces de cumplir con la tarea. Por ello es importante que seamos conscientes de comprometernos solamente con aquello que podemos lograr, ya que de otra forma sólo estamos invirtiendo energía que en determinado punto termina por vaciarnos.
Debemos ser responsables de la Luz que administramos en nuestra vida y saber en dónde y en qué cantidad invertirla de manera que estemos seguros de hacerla crecer y no disminuir.
Esta lectura realizada en el mes de “Elul”, el mes de Virgo, nos revela un código oculto importante que se conecta con el versículo del Cantar de los Cantares “Aní ledodí vedodí li” (אני אהובתי והאהובה שלי)… en español: “Yo soy de mi amado y mi amado es mío”.
Aquí el secreto que se nos revela es que es muy importante honrar la promesa existente entre la “UNIÓN” entre dos personas de manera de asegurarnos no permitir que nada se interponga entre ellos. “Aquello que se interponga es energía de muerte y por lo tanto la unión estaría expuesta a morir”.
Sin importar las consecuencias que pudieran haber debe ser absolutamente más importante HONRAR la promesa de UNIÓN.
El Zóhar nos ayuda a entender que en cada “relación verdadera” no puede haber separación alguna. Y si hay separación, entonces solo indicaría que no es una relación verdadera.
El secreto del mes de Elul es que se encuentra una oportunidad muy especial para trabajar por esta clase de relación perfectamente recíproca, equilibrada y correspondiente, con aquellos que son parte de nuestra familia y sobre todo entre las parejas de esposos.
En esta apertura cósmica que se da durante Elul se alcanza el “Ejad” (Unidad compuesta), que consiste en la unión de dos personas sumada a la integración de ambos con El Creador y de ahí la famosa frase “lo que Dios une, nada pueda separarlo”, pues en “Ejad” el factor que funde la unión es la Luz del Creador y por lo tanto nada puede separarla.
La unión es tan fuerte y poderosa que el miedo, que es la energía contraria al Amor no tiene cabida, de manera que el uno por el otro estarán en completa disposición y seguridad de ofrecerlo todo por su compañero, “así sea la propia vida”. La Kabbalah nos dice que si no estamos listos para darle a los demás todo lo que tenemos y lo que somos y tampoco estamos listos para sentir que el otro es en realidad parte de nosotros, entonces solo existe separación.
Así mismo es por medio de esta lectura que podemos conectar con una gran energía de liberación que nos ayuda a identificar aquello de lo que somos esclavos y poder adquirir la valentía y fortaleza de reconocerlo y trabajar por nuestra propia liberación.
Esto se refiere a todo aquello que tenemos como pendientes por resolver, desde nuestras vidas pasadas o esos asuntos que hemos adquirido en la encarnación presente; todo eso que se repite y nos molesta, son las cosas que no nos dejan avanzar, que provocan dolor y sufrimiento que nos esclavizan muchas veces de por vida, si no tomamos la responsabilidad de dar cierres adecuados.
La lección de Ki Tavó inicia diciendo:
“Cuando vengas a la tierra que el Eterno, tu Dios, te da por herencia, tomes posesión de ella y habites en ella”…
*Recordemos que el código de la “Tierra Prometida” es el estado de consciencia de libertad.
Por lo tanto a lo que esta lectura nos guía es a entender que en el momento de alcanzar dicha libertad que es nuestra herencia por mérito, entonces y sólo entonces empezaremos a vivir de verdad, a experimentar y ser dueños de nuestra propia vida.
El Zóhar explica que cada uno de nosotros somos la máxima autoridad sobre nuestro destino, solamente nosotros tenemos poder sobre él y tenemos la capacidad de revertir aquello que “parece” irreversible. Solo nosotros podemos revertir el caos en nuestra vida y cambiar nuestro destino, así como protegernos de dicho caos antes de que llegue a nuestra vida y esto lo logramos por medio de la purificación…
En esta porción se mencionan específicamente 98 maldiciones que al momento de conectar con ellas por medio de su lectura, logramos una purificación muy poderosa. El código en relación a esto explica que el número 98 es el valor numérico de la palabra “tsaj” que significa “limpio”.
Se nos explica también la importancia de respetar el orden de las cosas y el tener siempre en mente que para todo existe un momento y un lugar y que dicho orden debe ser respetado pues cada mínimo aspecto, así sea la pequeña hoja de un árbol, tiene una gran relevancia y cuando entendemos que todo en La Creación está conectado y que el más mínimo movimiento crea alteraciones importantes en todo el sistema, entonces nos hacemos más responsables de nuestros actos.
Por otra parte esta parashá también nos enseña sobre “el deseo de recibir y el deseo de dar”, en donde nos explica que La Luz del Creador puede emplearse para bien o para mal y eso sólo depende de nosotros.
El Zohar dice:
“Todo atributo negativo puede ser empeñado para bien y todo atributo positivo puede ser empleado para mal”

Esto nos recuerda la necesidad de renovar el compromiso con nuestro trabajo espiritual una vez vamos creciendo en consciencia y avanzamos en el despertar.
La Torah dice al respecto:
“Los israelitas necesitan renovar el compromiso con su trabajo espiritual una vez entraran a la Tierra Prometida”…
Esto significa que cada vez que avanzamos y vamos adquiriendo nuevas experiencias es como si fuéramos subiendo de nivel de dificultar en cuanto a nuestras experiencias y por lo tanto el compromiso con nuestra espiritualidad debe ser reforzado sobre todo cuando tomamos en cuenta que el EGO siempre intentará frenarnos, convenciéndonos de que ya hemos logrado suficiente y en ocaciones nos sube la sensación de poder y la importancia de si mismos respecto a lo que hemos logrado… “nos creemos más”, por haber crecido tan solo un poco.
Los sabios explican que lo que era bueno al principio, no es lo suficientemente bueno para las nuevas experiencias que atravesamos y que por ello hay que actualizarnos siempre!
En la historia que nos cuenta Ki Tavó, las 12 tribus fueron divididas; 6 fueron ubicadas en el “Monte Guerizim” en donde se recibieron las “Bendiciones” y las otras 6 se ubicaron en el “Monte Ebal” de donde se recibieron las “Maldiciones”.
Si se ve en sentido literal, esto podría parecer injusto, pues no se puede entender por qué unos fueron “elegidos” para recibir bendiciones y otros para las maldiciones; pero el código nos revela que en realidad “las maldiciones son bendiciones ocultas” y esto se entiende mejor cuando vemos que la mayoría de las personas, al hacer retrospectiva en nuestras vidas observamos aquellos momentos duros y apreciamos lo mucho que obtuvimos en sabiduría y crecimiento a través de dichos retos, así como la fortaleza que alcanzamos luego de haberlo superado.
Por otro lado, con respecto a la forma de conectar con las bendiciones de forma directa la Torah nos dice que Moshé dió la profesía de que “aquellos que estén en el camino espiritual recibirán bendiciones y sustento”. Esto nos dice que la simple elección de tomar este camino activará el canal de bendiciones en nosotros.
En otro versículo se explica que aún aquel que no elija el camino espiritual y que por consecuencia se conecta en automático con las maldiciones, aún así será bendecido; claro está que luego de haber atravesado el duro camino que él mismo ha elegido.
No existe el castigo, las maldiciones no son castigos, simplemente “la maldición y bendición”, son dos puertas o dos caminos entre los que podemos elegir para experimentar el aprendizaje en la vida.
Cuando nuestro EGO es demasiado grande y fuerte, el propio deseo egoísta nos empujará a elegir el camino difícil de la maldición con el propósito de purificarnos de dicha energía negativa que nos hace ser egoístas y crear separación, nos purificamos porque despertamos y al estar despiertos dejamos de elegir el camino dañino para nosotros mismos, después de todo, es por medio del trabajo duro que aprendemos las lecciones más importantes de nuestra vida; de esta forma podemos determinar que si estamos experimentando más cosas incómodas y difíciles en nuestra vida es porque nuestro EGO requiere de mucho trabajo.
“Dependerá solamente del cambio de nuestros hábitos negativos que las cosas cambien de mal para bien”
Ki Tavó termina explicando que siempre existen dos caminos que podemos elegir “el del dolor y sufrimiento” o “el de la bendición y misericordia”.
Elegimos el camino difícil cuando nos rehusamos a reconocer y asumir la responsabilidad de nuestros pensamientos, palabras y acciones. Escogemos el camino de la bendición cuando tenemos el deseo de estar espiritualmente dispuestos a hacer nuestro trabajo y tomamos voluntariamente los retos que nos llevan a la transformación.
Les deseo una excelente semana y que tengan muchas oportunidades para prepararse durante este mes para la llegada de “Rosh Hashaná”/ Cabeza de año!
Nos vemos la próxima semana para estudiar juntos la parashá “Nitsavim”.
La Tefa.-